domingo, 2 de octubre de 2011

El lenguaje literario

Aquí tenéis varios ejemplos de lenguaje literario:

Un divertido poema de Antonio Machado: 

LAS MOSCAS

Vosotras, las familiares, inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares, me evocáis todas las cosas.
¡Oh, viejas moscas voraces como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío, en el salón familiar,
las claras tardes de estío en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela, raudas moscas divertidas,
perseguidas por amor de lo que vuela
-que todo es volar-, sonoras, rebotando en los cristales
en los días otoñales... Moscas de todas las horas,
de siempre... Moscas vulgares, de mi juventud dorada,
de esta segunda inocencia que da en no creer en nada,
de siempre... Moscas vulgares, que de puro familiares
no tendréis digno cantor: yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado, sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor, sobre los párpados yertos de los muertos.
Inevitables golosas, que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas; pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas, me evocáis todas las cosas.


En este soneto, Quevedo nos demuestra su dominio de la lengua castellana, podéis ver como juega con las palabras:
SONETO DIFÍCIL
Es el amor, según abrasa, brasa;
es nieve a veces puro hielo, hielo;
es a quien yo pedir consuelo suelo,
y saco poco de su escasa casa.

Es un ardor que a quien traspasa, pasa,
y como a veces yo paselo, selo;
es un pleito do no hay apelo, pelo;
es del demonio que le amasa, masa.

Tirano a quien el Cielo inspira ira;
un ardor que si no se mata, mata;
gozo, primero que cumplido, ido;

flechero que al que se retira, tira;
cadena fuerte que aun de plata, ata;
y mal que a muchos ha tejido nido.


Las fábulas también son textos literarios:

la cigarra y la hormiga
Era un día de verano y una hormiga caminaba por el campo recogiendo granos de trigo y otros cereales para tener algo que comer en invierno. Una cigarra la vio y se sorprendió de que fuera tan laboriosa y de que trabajara cuando los demás animales, sin fatigarse, se daban al descanso.
La hormiga, de momento, no dijo nada; pero, cuando llegó el invierno y la lluvia deshizo el heno, la cigarra, hambrienta, fue al encuentro de la hormiga para pedirle que le diera parte de su comida. Entonces, ella respondió: "Cigarra, si hubieras trabajado entonces, cuando yo me afanaba y tú me criticabas, ahora no te faltaría comida."
 
(de la página web www.elhuevodechocolate.com)

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